26 de mayo de 2011

Tertulias de Poesía
“El cinco a las cinco”

en el
Salón de grados de
La Real Maestranza de Caballeria de Ronda

Organiza:
Colectivo Cultural “Giner de los Ríos”

Coordinada por:
ANI ROSILLO

Poeta invitado::
JUAN MIGUEL MELGAR de Arriate
Leerá su poemario “Poemas para un último amor”

Relato corto
EL CEMENTERIO DE LOS BIBLIÓFILOS
Leído por su autor,
JUAN EMILIO RIOS VERA, de Sabinillas

Música de:
José Antonio Pérez Sánchez, de Ronda,
con su acordeón

Se obsequiara a los asistentes con el libro
“Cuadernito de Poesias”

 


 

 


Rueda Prensa

 

 

 


Juan Miguel Melgar y Ani Rosillo

 

Juan Miguel Melgar Becerra

Juan Miguel Melgar Becerra nació el 25/01/1985 en Arriate (Málaga). Desde su infancia, se sintió interesado por la literatura, si bien nunca se planteó la posibilidad de escribir poesía. A la edad de 16 años, ganó el 1º Premio del 2º Certamen de Cuentos " Villa de Arriate"´. En el año 2003, queda finalista juvenil en el VII Certamen de Poesía para Escolares "Poetas del 27" en Málaga, con el poema "Humo inerte". D. Bernardino Gaona López, alcalde de Arriate, lo lleva hasta Málaga para recoger el premio. Un manifiesto suyo contra los atentados del 11M es leído en Radio Coca Ser Ronda el 12 de Marzo de 2004.
El 25 de Abril de 2005 gana el 1º Premio de Literatura en el I.E.S. Pérez de Guzmán, en Ronda. Poco después, el Excmo. Ayuntamiento de Arriate publica su primer poemario "De lo que nunca te dije", un libro que hace hincapié en el primer amor como base primordial de su contenido. Fue tal el clamor popular, que se tuvieron que publicar dos ediciones del mismo. A finales de este año, el autor participa en las tertulias literarias "El cinco a las cinco", coordinadas por el Colectivo Cultural "Giner de los Ríos" de Ronda. En 2007, gana el 1º Premio de Poesía "Arriate en Abril", y publica su 2º poemario "El amanecer de las rosas tristes". La obra sorprendió por su estilo lúgubre. Pese a ser más avanzado técnicamente, no logró el éxito de "De lo que nunca te dije", su obra más recordada… La mayor aceptación de este libro se halla en el poema "A la sombra de una mecedora que tenía mi abuelo", que el autor dedicó a su bisabuelo fallecido, y que, a día de hoy, es uno de sus poemas más celebres… También, ese mismo año, participa en el "VI Encuentro Provincial de Poesía" en Torrox (Málaga). Después de esto, se retira hasta el año 2009, en el que gana por 2ª vez el Premio de Poesía de Arriate y publica su tercer poemario "Hoy recordé tu nombre", libro en el que sobresalen sus "Poemas para mi abuelo Miguel". Participó en la 1ª revista sociocultural de Arriate con su artículo "Esas personas importantes" y en la revista literaria "Utopía" de Málaga con varios poemas.
Amante del mundo de la radio, fue colaborador en el programa de actualidad "El tiempo que vivimos", en Radio Voz Málaga, en Estudio 21, y en Es Radio Málaga, hasta la cancelación del programa en 2010.

 

EL SILENCIO DE LA AMADA

Ella era su amada.
Era su vida, su fe, su esperanza,
su amiga, su mundo, su recuerdo,
su anhelo, su alegría, su tristeza...
Ella era su amada,
y como su amada, era el temor y el
deseo, la sombra de la duda, la rosa
y la espina, la mañana, la noche,
la rutina, el dolor, el cielo, porque era
su amada, y aunque no lo sabía, siempre
sería la que él quería que ella fuese...
Unos días se conformaba con mirarla,
y sus ojos le decían tantas cosas...
Ella no las entendía, ¡ pero qué bella era !
Era cierta, como el amor, alegre, como el
mar, pequeña como un suspiro, y sobre
todas las cosas, era su amada, perfecta,
única, preciosa.
Era el otoño, con sus hojas tristes,
la Primavera, con todo su esplendor,
inteligente, notable, verdadera, la
amada era la luna y el sol y las estrellas...
Por eso, cuando aquél día,
la vio caminar en silencio, en compañía de
otro, no dijo nada, se quedó pensando,
sin corazón, vacío,
proyectando el amor que en ella habitaba,
un dolor en el alma lo llenó de frío,
y comprendió que jamás sería ya su amada.

Juan Miguel Melgar Becerra

EL ABUELO Y EL INVIERNO

Abuelo, ya ha llegado el invierno,
con sus olas crepusculares, sus orillas
de nieve, sus lamentos fúnebres, y esa
raíz de espuma que nace de tu alma...
Esa expresión arbórea que te da el tiempo,
y la estrella que se pierde por la luna llena...
La tierra tirita bajo la hojarasca, y el
unicornio gris retorna a la montaña. Todos
saben que te has muerto...
Abuelo, ¿ has visto ? Ha llegado el invierno,
y tú sigues dormido... Lúgubre, tranquilo,
esperando el final de otro verano...

 

Juan Miguel Melgar Becerra

 

 

Relato corto, EL CEMENTERIO DE LOS BIBLIÓFILOS
Leído por su autor,
JUAN EMILIO RIOS VERA, de Sabinillas


Juan Emilo Ríos Vera

EL CEMENTERIO DE LOS BIBLIÓFILOS

Cuando me diagnosticaron el cáncer que acabaría con mi vida en unos pocos meses, me dirigí más gozoso que apesadumbrado a mi casa y comencé a prepararlo todo paradedicarme a morir como quieren los poetas.

Hacía ya muchos años que me ganaba la vida como profesor "free lander", recorriendo escuelas, institutos y universidades de distintas localidades costeras predicando a niños maleducados y a jovencitas anoréxicas lo saludable que era la lectura para la vida moderna. Aunque debo de reconocer que no era muy convincente en mis disertaciones cuando los chavales me veían entrar con mi torpe aliño indumentario y pateándome a pie los caminos hacia el centro docente mientras la mayoría de ellos hacían su entrada meteórica en el aparcamiento de la universidad con sus bólidos tuneados, sus piercings y sus tatuajes.
¿Qué les ofrecía yo con mis libros y mis historias? una vida miserable de carencias y amarguras, de aburridas tertulias y sesudos actos literarios, de neurosis y "spleens", de mentes torturadas más allá del umbral de lo que mola, eso sí aderezado con grandes dosis de poesía, latinajos y metáforas.
Sólo de vez en cuando se me acercaba un ser angelical, cuasi élfico y me confesaba, como el que asume un crimen inconfesable, que se dedicaba a leer todas las noches y que quería ser escritor o poeta. Eran criaturas luminosas que desprendían luz y brillo y cuya aura me encendía los ojos.

Como nadie me echaría de menos en el trabajo ni en la ciudad mis mejores amigos, José Luis y Rafa, habían muerto hacía unos meses también de cáncer, tres de cada cuatro hombres lo harían, según había leído hacía poco en el periódico, y mi mejor amiga, Julia, se había matado absurdamente en un accidente de tráfico, ni en mi casa pues me había divorciado tres años atrás y mi fiel perro había muerto ya muy viejo y ciego, me dispuse a empaquetar mi enorme biblioteca con mimo y a preparar el definitivo viaje hacia mi particular cementerio de elefantes: un pueblo de ensueño a caballo entre Inglaterra y Gales, a los pies de las montañas Negras llamado Hay-on-Wye, que aparece como por ensalmo entre un mar de colinas suaves y verdes, con apenas árboles, por las que pastan las ovejas, serpentean las carreteras estrechas y fluye el río Hay.

Cuando por fin estuve ante su puerta miré hacia abajo y sólo ví negrura y estridencia, penumbras y fantasmas del pasado.
Hacia arriba se proyectaba una luz tenue pero intensa como mi propia vida. Al cruzar su umbral nadie me pidió el pasaporte ni me hizo preguntas. Eso sí el pregonero salió a mi encuentro empuñando una campanilla y ataviado con galas medievales y con rotunda voz me espetó: "Bienvenido a The Hay, pueblo habitado por 2.000 habitantes, todos ellos lectores empedernidos, ratones de biblioteca, poetas, narradores, bibliófilos, gente de bien aunque un poco diferente. En el pueblo existen actualmente 30 librerías, una casa de subasta de libros, dos talleres de encuadernación y varias tiendas de artesanía. En la actualidad ostenta el título de jefe de la República el ciudadano Richard Booth. Al día de la fecha en el interior de los libros de este enclave singular hay unas 350 lenguas del mundo del azerí al zulú. Está usted en su casa".
Nunca había dado las gracias con tanta sinceridad como en ese glorioso momento en el que atravesé los límites
del pueblo que me vería morir haciendo lo que más me gusta: leer y escribir.No había tiempo que perder, así que en un par de días ya estaba instalado en un modesto pero enorme caserón donde mi desaforada biblioteca se encontró cómoda desde el primer día y como no lo había hecho en toda su historia.

Los días en Hay eran una total delicia: pasear por las intrincadas calles y vericuetos empedrados ojeando y hojeando libros antiguos por las inmensas bibliotecas al aire libre era emocionante. Mis preferidas eran por este orden: The Poetry, el reino de la poesía, donde incluso pude comprar por 50 peniques un extraño poemario que yo mismo había escrito en mi más tierna e inocente adolescencia, Murder & Mayhen o lo que es lo mismo la casa negra del horror, el crimen y los detectives, Mostlymaps, que contenía la mayor colección de mapas antiguos y libros de viaje que se pueda soñar y Rivendel, la librería de la fantasía y la ciencia ficción.
Pero todavía existía en la villa un lugar aún más emocionante y sobrecogedor: El castillo medieval de Richard Booth, el fundador y actual máxima autoridad del pueblo con el que congenié rápidamente y que en nuestra primera entrevista me explicó el origen de su hazaña: "Si compras libros de todo el mundo, tendrás clientes de todo el mundo. Si vendes un libro por 10.000 libras mejoras la economía de una persona pero si vendes 10.000 libros a una libra cada uno, mejoras la economía de toda la comunidad.
Así nació este milagro llamado Hay-on-Wye y pronto estuve acompañado de libreros y cazadores de libros de todo el mundo y aquí siguen. Aquí uno sólo se va derechito a la última biblioteca, esa que no tiene principio ni final". Y aquí sigo en un frenético "carpe diem" esperando que el cangrejo que me devora las entrañas me deje terminar la nueva obra que acometo con ansias renovadas.

NEPHTALÍ DE PAS

 

 

Música a cargo de:
José Antonio Pérez Sánchez, de Ronda,

 


José A. Pérez con su acordeón

 

 

 

Tertulias de Poesías
“El Cinco a las Cinco”
Organizadas por:
Colectivo Cultural “Giner de los Ríos”

Cuadernitos de Poesía:
abril 2011


Próxima actividad

Tertulia de Poesía "El cinco a las cinco" el jueves 30 de junio

a las 21 horas en el

Patio Mudejar del Palacio de Mondragón




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